El manejo de la palabra requiere prudencia, buena Fe, buen deseo a quien se la dirigimos. Si son bendiciones para alguien, privilegiado a quien son dirigidas. La palabra es una cápsula cargada de energía y por tanto se convierte en hecho, se materializa. Por eso es que cuando despierto, lo primero es agradecer a Dios por un día nuevo; que me dé su misericordia y que me libre de toda tentación. Lo primero no es buscar el celular, o pensar en que no tengo dinero. ¡No! Lo primero es lo primero; pedir la protección de Dios como para mi familia y amigos.
La palabra guarda un gran misterio, con la palabra invoco buena vibra para mí, para quien se las dedico. Por eso no es inteligente regañar de mal modo a los hijos, decirles malas palabras porque éstas se hacen realidad. Cuida de tu boca en tus momentos de cólera; con la palabra se abren las puertas y con malas palabras se cierran; con amabilidad y respeto pide el paso al mototaxista, con buenas palabras trata el asunto que te interesa tratar. Sólo que el miedo, el temor hace al hombre inseguro y por ende agresivo.
La agresividad y las palabras tienen como fuente el miedo. Y el miedo es una hebra que zurca todos los puntos de nuestro cerebro llenando celdas, lleno de agresividad y de mala Fe. El miedo hay que controlarlo -todos tenemos miedo-; ¿cómo controlarlo? ¿Cómo disminuirlo? ¿Cómo curarse del miedo que es el origen de toda enfermedad y de todo conflicto?
Recuerdo hace muchos años que un amigo llevó su muestra de sangre al laboratorio; el resultado fue que tenía cáncer. Poco a poco vi que se fue quedando calvo, y con actitud de un enfermo. Unos meses después el laboratorio se disculpó con él, se habían equivocado del informe metido en el sobre; no eran sus resultados; era de otra persona. Mi amigo volvió a florecer como una planta con agua.
Amigos, no pronuncien la palabra que les hace daño, bórrenla de su mente. Hagamos el bien y pensemos de buena Fe, no deseemos el mal a nadie. La palabra es materia y ésta es Onda y Partícula - en esto consistió el Efecto Fotoeléctrico de Einstein en 1905 ganando con ello el premio Nobel de física-; la materia es onda y partícula.
¡Seamos buena Onda! Con todos, pronunciemos palabras cordiales, amables, saludables con una sonrisa. No repitamos palabra que guarda enfermedad, anulémosla en nuestra mente y ese lugar desocupado fijemos la palabra Dios que es fuente y manantial de la salud, y de todo bien; y pidámosle que nos libere del temor y nos proteja de todo mal. Esto es todos los días de nuestra vida, y alimentemos el cerebro de palabras leyendo libros. ¡Y sepamos de un vez por todas! La palabra es sagrada, usémosla con bondad y justicia; y terminemos diciendo aquella frase de Las Mil y Una Noches: ¿dónde estás? Ven para que me digas una palabra que me cure… Amigos que tengan un día lleno de buenas vibras. ¡Suerte!