El día que Dios repartió los nombres entre los animales, no estuvo presente, tampoco Noé la encontró cuando anduvo por la tierra buscando a todas las criaturas del señor, para llevarlas en su arca al cielo. Porque la tortuga vino al mundo después del Diluvio.
El agua desprendida del cielo durante la noche larga del Diluvio Universal, fue bajando de nivel hasta que la tierra, desnuda, se tendió a secar al sol.
Entonces Dios mandó a muchos animales a averiguar si era tiempo de que volvieran a poblarla. Entre ellos vino el zopilote. No importó la misión, ni regresó al cielo, sino que se quedó aquí a comer cadáveres.
Un día entre el lodo, vio animarse un pedazo de barro: era la tortuga. La pobrecita, sin palabras, sin nombre, estaba tres veces sola. Y como el zopilote no había vuelto hablar desde que bajó del cielo, dio rienda suelta a una plática larga en la que con frecuencia caía el nombre de Dios.
--Llévame a conocerlo—dijo la tortuga. Y rogó largamente.
Pero el zopilote, por temor de ser castigado por su desobediencia, se negaba, también largamente.
--Esta bien sube—dijo por fin, cansado de oír los ruegos de la tortuga.
Abrió las alas. Y en medio de las dos, la tortuga se afianzó.
Había volado unas horas, y desde la tierra ya no se distinguiría el nudo negro de sus cuerpos, cuando la tortuga dijo:
--¡Qué mal hueles!
El zopilote, que no oyó bien las palabras de la tortuga, ladeó la cabeza, preguntando:
--Dime, ¿estás hablando?
--No—respondió la tortuga.
Instantes más tarde la tortuga protestó una y otra vez. Y la tercera protesta la escucho entera el zopilote. Una racha violenta le ladeó las alas y la tortuga --¡pobrecita!—cayó a la tierra, rompiéndose en cien pedazos.
Cuando Dios bajó del cielo, amorosamente unió sus partes. Y la llamó Bigú, que es una forma bigú, que quiere decir fragmento, polvo, desecho. ¿No han visto ustedes cómo la tortuga tiene el caparacho remendado?
*Tomado del libro “Los Hombres que Dispersó la Danza”. Edición conmemorativa de los cincuenta años de su publicación. Y de las bodas de oro literarias del autor. México 1979.Autor: Andrés Henestrosa.