Naomy Méndez, representante del colectivo Ladxico Muxe, habla sobre qué es y qué no es ser muxe
Les llaman el "tercer género", ni hombres ni mujeres. Solo muxes. Y aunque su identidad comienza a replicarse en otras partes de Oaxaca, su origen es un pequeño municipio al sureste del estado, Juchitán de Zaragoza, donde así definen a las personas del sexo masculino que asumen roles de género femeninos. A diferencia de otras regiones de México, en su comunidad natal la identidad muxe es un timbre de orgullo.
A pesar de que su presencia en la vida social de México se cuenta por décadas, aún existen muchas creencias erróneas respecto a esta identidad sexogenérica. Naomy Méndez Romero, representante en Juchitán, Oaxaca, del colectivo Ladxico Muxe —que en español significa Corazón Afeminado— rompe con esos mitos durante su participación en el evento #Love4AllMx.
Las muxes son travestis. No, eso es falso. Nosotras somos semejantes a una persona transgénero, pero no somos iguales. Una muxe es diferente porque es una dualidad de ella y de él. Nuestra identidad es cambiante.
Las muxes no saben qué quieren, no son ni hombres ni mujeres. Las muxes sabemos lo que queremos. Tenemos misión, visión y objetivo. Sabemos quiénes somos y lo que queremos: lograr la plena inclusión e igualdad en la sociedad, respetando nuestras diferencias.
Las muxes sólo pueden tener ciertos oficios, como cortar el cabello. Las muxes somos ciudadanos y ciudadanas que tenemos el mismo derecho de seguir estudiando, trabajar y ejercer nuestra profesión u oficio más allá de ser estilista. Yo misma estudié Ingeniería Industrial y trabajo en una empresa relacionada con la energía eólica en Oaxaca.
Personas como las muxes son infelices, porque les cuesta trabajo encontrar el amor verdadero. Una muxe considera que no necesitamos tener un hombre para ser felices. En lugar de eso, decimos que, como cualquier mujer, podemos salir adelante por nosotras mismas y estar contentas y en paz en cualquier situación. Nuestra comunidad es fuerte y unida.
Una muxe quiere ser una mujer juchiteca, pero nunca lo logrará. Mentira. Nosotros somos una dualidad, somos las dos cosas. Sabemos combinar la sensibilidad femenina y tenemos la rudeza masculina. Eso nos hace diferentes a una mujer. No queremos ser mujeres, queremos ser nosotras. Únicas. Cada quien con su esencia.
Con información de: www.huffingtonpost.com.mx