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Fri, Apr

A Macario Matus en su aniversario luctuoso

Istmo
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• De una entrevista hecha por Luz García Martínez. El universo del búho 2009.

Acerca de su libro Lemura
–Oye Macario Matus, ¿quién es Lemura, ¿qué significa Lemura?
–¿Si te lo puedo decir?... Tu sabes que amo a César Vallejo y el primer libro de César Vallejo cuando tenía menos de 20 años, se llama Trilce, esa palabra no existe, nació de dos: triste y dulce, entonces formó: Tri, il, ce.
Jaime Sabines es otro poeta que amo, Tarumba es una palabra que no existe, existe un grupo étnico en el África con ese nombre pero él no lo sabía, también hay una palabra en español que se llama ‘taramba’ pero es fea porque tiene puras ‘aes’, en cambio tú le metes una “u” y mira como suena con Sabines: ¡Tarumba…!: “Con inquietud igual a la de antes; estos días, Tarumba, te abren los ojos, el viento largo y fino te levanta…”
Oye Luz, mi novia se llama Laura, es mi amante y se parece mucho a ti…
–Sí Macario ¿por qué?
–¡Porque no es pendeja! es guapa, y mi mujer se llama Maura que es una palabra fea, pero tampoco puedo ponerle Laura porque se va a enojar ella, entonces para pasar a mi propia inmortalidad –sonríe– le puse Lemura: Lé-mura… La “ele” de Laura y ‘mura´ de Maura: Lemura, pero esta palabra existe, los animales del África más amorosos cohabitan todos los días, en las ramas de los árboles, en la tierra, en el agua, ¡Lemura ni es Laura ni es Maura, pero las dos están felices conmigo…!
–Yo pensé que quizá era una palabra de origen zapoteco…
–No, yo la inventé y no te olvides de la música, como se oye: “¡Lemura!” y leerlo... “Eso eres amada de los años idos, música, te imagino en aparamientos múltiples, en cópulas seriales e insalvables…”, esto es un esdrújulo, los esdrújulos embellecen un poema.
Esto es pura música:
“La boca de Lemura sabe a miel,
la piel de Lemura huele a pez,
los senos de leche, los dedos de lirio, las manos a caramelo… la hierba de Lemura es un jardín de flores negras que aromatizan las noches interminablemente mías…”
–Yo lo sentí como un éxtasis y de pronto pensé: “esto lo siento, creía que no existía y ahora lo veo en un poema de Macario Matus…”
-Tienes razón, ando buscando lo que no existe en la palabra, amo a Vallejo porque está inaugurando un nuevo lenguaje.
–Otro poema es “Abrázame Lemura que me estoy cayendo…”
–Ése es muy bonito, hay un juego de palabras, me encanta jugar con las palabras, ése es Xavier Villaurrutia, él dice: “el latido de un mar donde no se nada, en el que no sé
nada, porque he dejado pies y brazos en la orilla…”, juega con la palabra, es lo que hice, es una copia de Villaurrutia, es el juego, yo juego con cayéndose, pero erótico…
“Abrázame Lemura que me estoy cayendo…”, es una imagen bíblica: María, la virgen sostiene a su hijo Jesucristo, pero también tiene ese simbolismo, “Abrázame Lemura que me estoy cayendo… me estoy yendo, viniéndome por ti, yendo, yendo…”, todo mundo espera lo que sigue, pues no, la cambio y cómo la cambio, “viniéndome por ti…” ah, caray bíblico y después erótico.
“Sostenme el cuerpo que se arquea, cúbreme con tu estertor de marsupial, písame las ansias dobladas en tus hombros, en tu pelvis…” ¿te acuerdas de Villaurrutia?: el mar, “no se nada, no sé nada”, “revíveme Lemura que me muero de ti…”
–Eso es bellísimo...
–Porque te gusto, porque eres mi amiga… Ahora éste tiene otro truco, no se siente, pero te lo voy a explicar: la estructura no es abstracta, es el arte concreto o el arte lumínico, puras luces o palabras: traca, traca.
“En las escaleras no Lemura, sobre la alfombra tampoco,
no en los columpios, no arriba de los árboles, jamás bajo la regadera, no en una silla del siglo XVI, ni en la hamaca azul, no de cara al sol o la luna, es alcahueta del lado invierno, ni bajo la mesa ni sobre el vestidor, no sobre la taza del baño de madera, ni sobre el sillón rojo, no dentro del coche amarillo, no frente al espejo y por detrás,
no en el ruidoso autobús de Texcoco, ni el avión en picada en Oaxaca, no, Lemura, todo debe ser sobre la cama,
con las sábanas blancas para que oiga tu grito de virgen púdica y loca frente a la pared, para que no libres la espada entre tu ingle profuso….”
Taca, taca, fíjate como la corto, tampoco no, si, no, si, corto, esto no se hace en poesía, nunca dejas colgada una palabra sobre todo cuando es preposición o conjunción, ¿pero por qué no?: Esto es, no Leda y el Cisne elegante, “sólo que no te despojas del largo vestido negro Lemura, los rebujos hacia el cuello…”, en cambio Leda está desnuda con una diadema de oro en la cabeza…, es decir, yo, ahora tú, son trucos, pero eso te lo da el leer siglos de poesía.

 

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