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Los vimos cuando llegaron, algunos calzaban zapatos, otros traían huaraches y dos mostraban sus pies descalzos; con ayuda de aparatos de altavoz convocaron al pueblo para decirles que habían venido a combatir a los tiranos del partido del color de la bandera mexicana. Eran otros tiempos, ciertamente el poder político del lugar, siempre lo controlaban caciques afines al gobernador y al presidente de la república emanados del partido tricolor, mismos que durante tantos años abandonaron a Juchitán a su suerte, las obras de infraestructura nunca aparecieron en los proyectos de los gobiernos estatales y federales, reflejándose en consecuencia una imagen de ciudad con rezagos y atrasos considerables, comparada con lugares identificados como tercermundistas.

El régimen anterior y este sexenio, lanzaron un reto a la justicia mexicana que se materializó con las reformas constitucionales de 18 de junio de 2008, y 6 y 10 de junio de 2011. El Código Nacional de Procedimientos Penales, la ley de amparo y el derecho convencional, auspician, entre otras consideraciones, una tarea relevante en materia de acusación, garantía de “no incriminación” y vinculación de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El Poder Judicial de la Federación tiene la encomienda de asumir los efectos discrecionales de un criterio técnico profesional que permita los máximos beneficios a los asuntos que se ventilen en sus juzgados, con especial atención a los que se perfilen como de “alto impacto”.

Desde tiempos muy remotos, sus habitantes se distinguieron por su valentía, su orgullo, su dignidad y por la defensa y aplicación de los valores más sagrados para la humanidad;…la libertad y el imperio de la justicia; de ahí sus motivos de rebeldía y lucha contra los malos gobiernos, quienes a pesar de tanta sangre derramada y tantas leyes para garantizar el progreso deseado, siguieron y siguen controlando el poder y tomando venganza contra quienes se revelaron en esos tiempos pasados. Se llama Juchitán y la están dejando a su suerte para que la delincuencia y la corrupción le depare un futuro incierto y la desgracia la convierta en el peor lugar para vivir.

CIUDAD DE MÉXICO (apro-proceso).- A Gabino Cué le pasó lo que a Vicente Fox, llegó al poder con todas las posibilidades para realizar una profunda transición a la democracia y desperdiciaron la oportunidad, creando una profunda decepción en la sociedad que le apostó al cambio y sólo fueron testigos de pactos de impunidad.

José Antonio Aguilar Rivera, ya ha relatado el ficticio peregrinar de Alexis de Tocqueville por tierras mexicanas, intentando discurrir sucesos que si bien son el resultado de la especulación tardía de un ensayista como el casi homólogo del fallecido cantante de la canción popular mexicana, provoca un complejo mundo de futuras inclinaciones democráticas en este territorio indómito. Desde la muy personal óptica de este columnista, ahora le corresponde a Edgar Morin hacer lo mismo pero en tierras oaxaqueñas, un perímetro de historias tan complejas como el tipo de pensamiento que este pensador francés destierra de Europa con destino a la variopinta casa indígena por excelencia: Oaxaca.

 

Senado de la república